En Hanoi, el aeropuerto internacional de Noi Bai se parece un mundo a la Terminal 3 del José Martí habanero, con un par de minúsculas diferencias, como que aquí no masacran al emigrante que regresa, ni lo hacen sentirse como un extraño en su Patria.
Al contrario: hace poco fui varias veces al aeropuerto por donde llegué hace dos años a este entrañable país, y por las puertas de llegadas internacionales salían casi más vietnamitas que «tays» (occidentales), con sus grandes valijas y dignidades intactas…
Mientras veía aquella exageración de botellazas de whisky y vodka que traían para bebérselos con los suyos, y de paso especular de lo bien que les va, confirmé lo que ya sabía de sobra: quizás uno viva lejos, pero realmente nunca se ha ido…
Así pasa con los «Việt Kiều», a quienes nadie llama aquí emigrantes, sino vietnamitas de ultramar, porque el Estado los consideran una parte valiosa de esta nación y de sus ambiciosos planes de desarrollo, y en vez de marginarlos trata de involucrarlos más.
No siempre fue así. Muchos que decidieron irse tras la caída de Saigón cargaron con el anatema de cobardes y traidores, y quienes sufrieron vejaciones tampoco tenían demasiadas ganas de quedarse. Vean sino Entre Cielo y Tierra y Apocalipsis Now…
Pero así son las guerras: no hay buenos ni malos, solo oportunistas y víctimas, y aquí son expertos en pasar página y mirar adelante, por el bien mayor…
Todo comenzó a cambiar en 1986, cuando el Partido Comunista se percató de que las cosas no podían seguir como estaban, porque si la gente no vive bien y está machacá… ¿qué sentido tiene nada?
Comenzó la «Doi moi» o Renovación, un osado proceso de apertura que abarcó todo, hasta la diáspora: para resumir el cuento, en 1987 solo visitaron Vietnam ocho mil Việt Kiều, y en el Tet que ahora vivimos se calcula que han venido unos 300 mil… ¡300 MIL!
Bueno, con decirles que en 2004 vino hasta un ex-primer ministro de Vietnam del Sur, Nguyễn Cao Kỳ.
Pero el gobierno estimula el trabajo en el exterior, cada vez envía más estudiantes al extranjero y facilita que la emigración haga negocios en su país, y además usa sus influencias para mejorar la vida de las comunidades vietnamitas en el extranjero.
Tal posición es un punto importantísimo en todas las visitas de primer nivel, tanto de aquí al extranjero, como del extranjero aquí. El discurso oficial es más o menos así: «Nuestra comunidad servirá al progreso de su país, por favor, facilíteselo».
La popular cadena de cafeterías Highlands Coffee, donde se come el mejor cheese-cake de caramelo en Vietnam, fue la primera compañía de un Việt Kiều que recibió licencia de negocios, en 1998, y desde entonces los indicadores no paran de crecer.
La Cancillería de Vietnam dedica especial atención a esos cuatro millones repartidos en 103 países, donde progresan sin olvidar su tierra, como demuestran los nueve mil millones de dólares enviados en remesas en 2011, un décimo del Producto Interno Bruto.
Además invierten en unos tres mil 200 proyectos en Vietnam, al punto que el Partido Comunista y el Parlamento han reconocido el aporte de estos compatriotas a la causa de industrialización, tanto por capacidad intelectual como por sus aportes de capital.
Tampoco todo es color de rosa: muchos fueron a estudiar y aprendieron demasiado, como los que se vincularon a las mafias rusas y aquí lavan ese dinero invirtiendo en grandes inmobiliarias y otros negocios que mueven millones de dólares.
Salvo esos problemas, cuya existencia no niega todo lo positivo que el acercamiento entre nación y emigración genera, el éxito de esta política de reconciliación me pone inevitablemente a pensar en… en eso mismo que usted está pensando ahora…
O sea… ¿Vamos a seguir fajándonos, buscando culpables y endilgando sambenitos divisorios, o como Voltus V, de una repuñetera vez, vamos a unirnos?
Charly muy acertado, yo me considero una persona optimista pero la verdad lo veo bien lejos pero posible, solo espero que llegue. Ah y el Tet te ha venido de maravilla.
Ya los cubanos de fuera mantenemos una parte de la economía cubana. Si el gobierno de Cuba lo reconoce o no, ya esos son otros 4 pesos. A la hora de cobrar los cuc les da igual de dónde salió la plata.
Muy bueno charlo, es una verdad a todas luces solo el aplazarlo es demorar algo que es inevitable y que si no lo hacemos ahora cada día que pase nos costara mas en costos económicos y afectivos, si buscamos el progreso es ineludible la reconciliación y aceptación.
R.
chama como siempre genial, para mi eres el mejor periodista de Cuba desde hace varios años, ahora bien ¿Voltus V?…primero hay q unirse adentro pa soñar con Voltus V…no lo veo, vaya que no imagino ni de cerca a Kendry Morales o Alexei Ramírez con la chamarreta cubana, y a ellos les restan minimo 10 años de carrera deportiva, en fin amigo mio nunca dejes de escribir q ese talento tuyo es unico
Amén
un saludito charly, por fin encuentro tu blog….muy bueno mi socio, ademas de que el fufu con empellas que me hacia mi abuelo es uno de los mejores recuerdos de mi infancia, de veras !!!…me encanta tu trabajo, prometo convertirme en un asiduo lector, saludos
Excelente.Necesario.Inteligente.Justo.Acertado.Oportuno.Reflexivo.Coherente.Lucido…GRACIAS CHARLY por SER y ESTAR!
Muchacho, yo como X «tengo fe en que cambiará». El amor tiene que lograr que nos queramos por encima de nuestras diferencias… algún día.
wow, esas sí son estadísticas fuertes!!! Por cierto, de la pregunta del final..ojalá sea como Voltus V..y pronto.
Ojalá…