Amo mi profesión, por eso lamento tremendamente la muerte de dos colegas en Siria. Lo lamento, pero no lo repudio: repudiar sus muertes implicaría negar lo que es una guerra, yMarie Colvin y Remi Ochlik lo sabían muy bien…
Ambos se la jugaron para contar su verdad, y eso merece respeto, por morboso que considere un periodismo más centrado en describir truculencias que en analizar trasfondos… Muerte y destrucción en una guerra… valiente noticia…
Colvin perdió un ojo en Sri Lanka, donde entró ilegalmente para reportar el conflicto separatista de los tamiles: supongo que así buscaba independencia, aunque tal técnica demuestra que imparcial, lo que se dice imparcial, no era…
Ochlik venía de cubrir la llamada Primavera Árabe y llegó a ganar un premio World Press. Solía decir que la guerra era como una droga, y de hecho algunos creen que estos fotógrafos necesitan dosis cada vez más fuertes.
Hace años, un corresponsal de guerra español que estuvo en Irak me dijo en Cuba que no había nada de romántico en una guerra. Hay muerte, miedo, frustración, odio y víctimas, sobre todo víctimas… quizás la primera de todas sea la objetividad…
Porque tampoco abundan los Kapuscinski capaces de contarnos todas las aristas de un conflicto más allá del dato escabroso e inmediato. Pareciera que el “periodismo serio” ahora tiene que legitimar lo alternativo, por el solo hecho de contradecir el oficialismo…
Y es que los discursos oficiales están tan desprestigiados… ¿O estaré paranoico?
Como sea, hoy les dejo un artículo que escribí en 2009, a propósito del Día Mundial del Periodista… Sirva de homenaje a los caídos en el cumplimiento de nuestra misión, más allá de bandos, verdades, móviles e ideologías…
Reportaje al pie de la Verdad
El 8 de septiembre de 1943, los nazis ejecutaron al periodista checo Julios Fuicik, quien nos legó su acusador “Reportaje al Pie de la Horca”, testimonio de las torturas que sufrió en… Espere… Acaban de asesinar a un periodista en Tamaulipas… Que horror…
Como decía, el corresponsal de los periódicos checos Rudé Právo y Tvorba cayó preso en Berlín y condenado por un tribunal nazi que… ¿eh?… Vaya, encontraron los cadáveres de dos reporteras colombianas en una cueva… Mjúm, los paramilitares… Ejem…
Seguimos. Desde su celda en la cárcel de Pankrác, descalzo y tumefacto, Fuicik escribió con su sangre los documentos que su esposa Agustina rescató y publicó tras la derrota fascista en… ¿cómo? ¿Qué la “mara”* baleó a un documentalista franco-español?
Este 8 de septiembre, mientras muchos le compran un girasol a la Caridad del Cobre, los periodistas cubanos recordamos a los mártires de nuestra profesión: bello, pero casi kamikaze oficio, en un mundo donde nada es más peligroso que la verdad…
Hoy pensamos en nuestros héroes, desde aquel Pablo de la Torriente que murió en las nieves de Majadahonda narrando la Guerra Civil, hasta Raymundo López, el viejo Rey, por suerte vivo pero jugándosela para reportar desde la golpeada Honduras.
Recordamos al camarógrafo español José Couso, asesinado por tropas estadounidenses en Irak; a Rodolfo Walsh, acribillado durante la dictadura argentina, a Cabezas…
Honramos a los 94 colegas asesinados por los narcos en México de 1983 hasta la fecha; a los desaparecidos, secuestrados, chantajeados, coartados, humillados, amenazados, vejados, desempleados…
La Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP) batalla por hacer justicia y, sobre todo, para mantener vivo un legado. Según cifras oficiales, unos 104 periodistas murieron el pasado año en el ejercicio de su profesión. Y el 2009 va siendo negro…
Ellos murieron por no callar la verdad. Guardarles siquiera un minuto de silencio sería ofenderlos…
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