Si me preguntan qué fue lo mejor de la agonizante Feria Internacional del Libro, no dudaría en responder que el panel sobre la novela negra, y no solo por el tenso encontronazo conceptual entre Leonardo Padura y Daniel Chavarría, sino porque “entrevisté” a dos íconos de ese oscuro género: el mexicano Paco Ignacio Taibo II y el español Juan Madrid…
Y digo “entrevisté”, porque apenas fueron cinco minutos que les robé cuando ambos salieron a fumar, después de que Paco mediara entre Padura y Chavarría, logrando que la fiesta acabara en paz. Al final, todos son viejos compinches de conspiraciones literarias…
Igual, para mí fue un orgasmo como periodista y como lector, pues son dos de mis escritores de cabecera. Paco, sin afeitar y su hablar de cuate, Madrid, convencido de que ya es un “viejo de la calle”, respondieron a mi breve interrogatorio para arrancarles la confesión de una primicia.
Viejos zorros, ninguno me la dio, pero al menos me quedan los cinco minutos que hablé con ellos…
Juan Madrid (Málaga, 1947)
Regresó a La Habana a presentar sus Cuentos completos, temible indicio, según Paco, “de lo peligrosamente respetables que nos estamos haciendo los autores de novela negra”. Conocido en Cuba como guionista de la teleserie Brigada Central, interpretada por Imanol Arias, y por la trilogía de novelas homónimas presentadas aquí hace un lustro. Es conocido por su personaje de novela policial Toni Romano, y por sus artículos en Cambio 16. También es docente en escuelas de cine y arte.
¿Por qué escribe novela negra?
Porque la necesitaba para darle salida a mis inquietudes sociales y políticas. No me interesaba escribir bonito. Yo nací para criticar el infierno, para hurgar en la naturaleza humana, para evitar la tiranía del discurso único e intentar cambiar el mundo.
Usted es, junto a Manuel Vázquez Montalbán, el máximo exponente de la novela negra…
Ya yo tenía dos libros publicados cuando conocí a Manolo. Desde entonces nos hicimos estrechos cómplices. Coincidíamos mucho en las concepciones políticas, literarias y de vida. También discrepábamos en otros temas, como el realismo socialista, pero nos unía algo más fuerte: la convicción de que la versión inquebrantable no nos iba.
¿Por qué noveló Brigada Central?
Para vengarme de la Guardia Civil por censurar la teleserie. Entonces convertí los guiones en novelas, y eso nadie me lo puede tachar. Yo soy lo que escribo.
Sus policías eran más bien anti-héroes…
Mi novela está llena de matices, como toda mi obra. A los malos y los buenos los retrato con el mismo corazón. El mundo no está hecho de blanco y de negro, está lleno de putos matices por todas partes.
¿Qué planes tiene ahora?
Tengo muchos proyectos, como una obra de teatro. Estoy preparando una novela, muy extensa. Me sigue gustando contar los conflictos perennes, y darles voz a esos anónimos que no pueden permitirse ser escritores…
Algún consejo a los jóvenes escritores…
Que no sigan consejos…
Paco Ignacio Taibo II (Gijón, 1949)
Hijo de gato caza ratón: su padre fue un notable escritor, gastrónomo, caricaturista y encima un luchador antifranquista que se exilió en México en 1959. Bebiendo de tales fuentes, no era de extrañar que Paco saliera contestatario en sus escritos. Además de fundar y dirigir el mayor festival de novela negra de Iberoamérica, la Semana Negra de Gijón, Paco creó Para Leer en Libertad AC, un proyecto cultural para el fomento de la lectura en México. En Cuba es famoso por sus relatos policíacos y por su biografía de Antonio Guiteras, Un Hombre Guapo.
¿Por qué esa visión tan poco solemne sobre Guiteras?
Para la gente hoy día, los héroes son estatuas, placas de calle, nombres de ciudades, y eso es mierda, colega… Los héroes viven en la contradicción de su humanidad, y en la medida que la desbordan se vuelven personajes maravillosos. Personajes históricos como Pancho Villa, como Che Guevara o como Guiteras se merecen una biografía tan critica como puedas hacerla, pero también tan amorosa y tan justa como puedas escribirla. Se la merecen ellos, se la merecen tus lectores y te la mereces tú como escritor.
Algo así intentaste con El Álamo, una historia no apta para Hollywood…
¡Exacto! Esa historia es terrible, los estadounidenses han erigido todo un hito sobre la base de una gran mentira, y yo lo denuncio en el libro. Bueno… no me dejan entrar en Texas…
¿Cuánto hay del periodista en tus novelas negras?
Mucho, mucho… Tienes que convertir tus habilidades de periodista en habilidades de escritor. Es un desahogo, porque me permite meter elementos subjetivos que el periodismo prohíbe, como la especulación o la psicología. Usando columnas y vértebras periodísticas, voy más allá con el uso de la ficción. Pero yo tengo una clara matriz periodística, como la tengo como historiador, como novelista… Ahora hago periodismo de una manera muy irregular, si acaso escribo unos 10 reportajes al año.
¿Cómo recuerdas a Vázquez Montalván?
Yo quiero mucho a Manolo, pero me parece que tiene una obra muy desigual, pues escribía demasiado. Es autor de 8 o 10 novelas brillantes, un libro de poesía maravilloso, y 7 u 8 ensayos definitorios, pero su mayor mérito fue ser el gran cronista del desastre de la transición española
¿Tiene alguna manía cuando escribe?
Manías no, hábitos. Escribo de noche, para que el teléfono no este jodiendo, ni vengan visitas ni conocidos. Escribo con músicas muy rítmicas de acompañamiento, Santana y Wagner, por ejemplo, a toda potencia. Escribo todos los días, a veces 10 minutos, a veces 14 horas. Nunca me obligo a fijar plazos ni establecer compromisos para entregar mis libros: cuando están están.
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