Fiel a mi instinto de conservación, dejé ir otro Festival y no vi ninguna película: si mal no recuerdo, la última vez que entré a un cine habanero en diciembre le entregaban a Lumiére un premio a la obra de la vida, y al locutor Armando Calderón se le escapó un «solavaya» que le costó dos años sancionado en una salucha de barrio, poniéndole voz a películas silentes…
Tranquilo, Alfre, que no tengo nada contra el séptimo arte, pero los sacros mandamientos del hedonismo me impiden someterme a cualquier tormento en nombre de una juventud que aprovecho como me venga en gana, y no como recomiendan los que aseguran que la malgasto porque no los imito…
Confieso que yo una vez me dejé arrastrar por la furia. Maltraté mi cuerpo con ese esnobista desgaste anual, y sudé esa fiebre que consume durante 10 días a gente que pasa el año sin importarle demasiado el cine, pero que llegado diciembre son la reencarnación misma de Rodríguez Alemán…
Tuve mis méritos: fingí un ataque de epilepsia durante la masacre del Yara para entrar al estreno de Eyes Wide Shot, y sobreviví al alud del Acapulco con La Niña de tus Ojos, aquella inolvidable noche que descubrí a Alfredo Guevara frente al Cementerio Chino de 26, recogido -sobrecogido- en su blazer ante tamaña avalancha…
La primera y única vez que me carterearon, estaba yo cuidando nalgas ajenas y dejé las mías al pairo en un molote para ver no recuerdo qué en el Chaplin: me dolió por la odisea cubana de sacar un nuevo carnet de identidad, pero más pena sentí por el ladrón, que solo encontró mi identificación y 40 kilos…
Antes era así, pero ahora me espanto con la vocación autodestructiva de esa secta de cinéfilos que se derrite en colas kilométricas para echarse un film que dejarán de disfrutar a la mitad, porque ya estarán pensando en cómo llegar al otro extremo de Lavana para ver su quinta película del día…
La mayoría abandona la sala antes de los créditos, dejando bajo la butaca los restos de un cucurucho de maní, o bolsitas de rositas de maíz con varias libras de sal y granos sin explotar, y salen rezando para que la próxima cola no sea tan, pero tan larga, que les haga cuestionarse la utilidad de su pasaporte…
Un momento… Mencioné algo que ya casi había olvidado… Algo que creía extinguido, como los pterodáctilos y las cajitas de queso crema… El cucurucho de maní…
Recuerdo que cuando llegué a La Habana, hace 11 años, no se podía caminar tres pasos sin chocar con un vendedor de maní. Aquel variopinto ejército invadió el Vedado rompiendo con la imagen sepia del manisero de lata-fogón y pregón maldito, obligado a cantarlo o morirse, y no a cantarlo y morirse.
Por entonces convivía el que coreaba vigorosamente “Eeeeeeermanimanimani”, hasta la vieja triste que, según Suite Habana, ya ni fuerzas tenía para soñar, y por el Malecón pasaba un manisero cada 17 segundos, frecuencia ni siquiera alcanzada por las vendedoras de flores plásticas y los soperos…
Fueron los tiempos de matar el hambre con maní, y hubo quien aseguró que tenía más proteínas que un bistec (¡¡¡!!!)… Alimenticio sí era, sobre todo el maní salao, que venía adulterado con frijoles coloraos.Por el contrario, el maní garapiñado era la Gran Estafa VI, pues el azúcar solidificado ocupaba más volumen que los manís en sí…
El maní era omnipresente y multiuso. Recuerdo que lo comíamos en el estadio y luego lanzábamos los cucuruchos vacíos a la grama, donde caían encajados como misiles de papel. Una noche me sorprendió un apagón en el Latino matizando un ron peleón con algunos granos de maní, remedando la Guayabita…
Ay, maldito Festival… Mira lo que me hiciste recordar…
Charly:
Por lo visto lo del Festival de Cine forma parte de la carrera de Periodismo. Pensé que era asignatura de mi generación.
Hard to kill aquello de falsificar credenciales y después enseñarla en el aula como premio de que te «codeabas» con Titón y vacilabas cocteles en la piscina del hotel Nacional. Ubicate a principios de la década del 80. En ese tiempo eran frecuentes los «whiskysencuentros» por el cine latinoamericano.
Bueno el blog y refinado tu humorismo, abrazos del «brownbrother».
Ni hablar de la experiencia vivida=matazón terrible, hace un año, para ver El cuerno de la abundancia en el Yara. Imagínate, como se filmó en Bejucal, hasta a mi suegro llevé para que la viera. Al final terminamos disfrutándola en casa, unas semanas después.
Me encanta la sala oscura; pero el Festival generlamente te deja más deconciertos que gratos recuerdos.
Me encantó el Post.
Saludos
Besos a Yaima
Charly!! Genial como siempre….
Oye, tengo entendido que a Calderón no se le fue un «Solavaya» si no un «… esto está de p… queridos amiguitos» en la Comedia Silente.
Bueno, nos mantenemos en contacto.
buen post charly, jejejejejejeje, bien por ti, oe, ya no nos vamos a ver en coberturas? a cablear sobre los chinos coño, jejejeje, dale un abrazo
Para mi no hubo festivel mejor que aquel que proyectaron «La noche de los lapices» llore tanto que sali con una alergia terrible… desde entonces ya ningun festival cumple mis expectativas….. pero me sigue gustando la sala oscura y tener compania….. besos, Rosy
Qué bien encontrarse con uno de los sobrevivientes al Yaricidio de Eyes Wide…. experiencia inolvidable (y mira que trato!!).
Sobre el maní, pues no sé si es ensañamiento ‘policíaco’, escasez de la semillita (o del papel pa’ los cucuruchos, quién sabe?) o simplemente que el negocio no está «dando» pero la verdad es que están desaparecidos lo/as manicero/as. Como último recurso solo nos está quedando llegarnos hasta Prado y Malecón (manicero recientemente declarado Patrimonio de la Habana y Vanguardia Nacional con más horas extras que los macheteros en la zafra de los 10 millones) . thnks 4 d good post!!
ya parezco oriental iletrado con la cantidad de eses que me comi
Charly, mudate para la parada de la 400 en Guanabo..ahi siempre hay maní y la cola parece la del Festival. las experiencia te servira para el proximo POST y me haras reir otra vez…gracias
Debo estar perdiendo el sentido del humor… ná, los viejos somos así, pasma’os!!
Pero me duele que mis viejos huesos haga ya dos años que no me dejen disfrutar ni del Festival, ni de alguna que otra atractiva propuesta del Payret, que es mi cine obligado, P-8 (bendito P-8) mediante…
Por que a lo que si me desmarqué, fue a las películas truculentas de los «Cine de medianoche» de la TV y me conformo con el humor un es no es de las Chicas Gilmore…
Nada, Charly, vieja que está una… sigo añorando mis vacaciones sacramentadas para la primera quincena de diciembre, y mis viajes en bus de una punta a otra para ver «Yo no sé que me han hecho tus ojos», «Hombre mirando al Sudeste», o aquella película de colección, que para mi sobrepasa cualquier otra que se haya hecho sobre el tema, la soviética «Ve y mira»…
Por cierto, el post está dedicado al Festival o a los maniseros? Debo tener más suerte que tú porque los veo por doquier jejejejejeje
La Rosa Polillosa y achacosa
El viejo Charly!, en mi cine municipal no hay películas en pantalla grande y para verlas en otro formato mejor me las llevo a casa, las alquilo en la videoteca municipal. Hace poco pude ver «Cosas que hacen que la vida valga la pena», en el Yara. No había aire, ni maní (palomitas creo que sí) pero la compañía y la cara de Ana Belén así de cerquita, merecían que saliera del «Costillar». Pasa por mi blog si tienes tiempo y lee el post que tengo en portada. Me uno a tu dolor, pero valoro la sala oscura como uno de los divertimentos inigualables del espíritu. En Vertientes cuando proyectaron «El Benny» full screen aquello fue tremendo. Yo tengo mi propio Festival, mi cine Pobre. Un abrazo y !que viva Santa Clara!
El maní debería sustituir al clásico «congrís-carne de puerco-yuca con mojo» en el altar de la cocina nacional. Si los habaneros sobrevivimos a los peores años del PE… ¿a quién se lo debemos? San Maní que estás en los cielos… Por cierto, creo que por ahí tengo un texto sobre el culto al Maní, a ver si te lo envío un día de estos…
El Festival es para jovenzuelos y vejetes, pero no para «medio tiempos» como nosotros, en plena etapa de introspección existencial y hogareña, jajaja. No obstante, varía un poco nuestra escuálida propuesta cinematográfica anual.
festival !…..eso si extrano yo….3 y 4 peliculas en un dia, la 264 del vedado pal Payret….las credenciales falcificadas….etc.
Y a mi me hiciste llorar de la risa, Oye te estoy haciendo muchos comentarios, pero es imposible no seguirte, disfruto mucho lo que escribes y ese humor tuyo que pocos tienen.
Siguiendo tu tema del post, yo hace tiempo que también dejé de ir al cine, llegué a pensar que era la edad, pero gracias a ti descubrí las razones, jajaja, que tampoco estoy tan vieja, solo te llevo 10 años exacto, que somos tocayos de cumple.
Bueno hablando mas en serio, quiero felicitarte, me encanta como llevas tu blog. Nada, que para mí un blog tiene que tener su sello propio, que para algo son personales. Creo que el discurso en un blog no es el mismo que el de una publicación.