¿Y los «musos» dónde están…?

A juzgar por la historia de la música popular, jamás ha existido un hombre lo suficientemente bueno en materia de amor para merecer siquiera un título de canción. Vaya, que por algo no existe masculino de “musa”.

Ahora mismo, sin ser un experto, cualquiera podría enumerar una decena o más de canciones de amor con nombre de mujer. Desde que Beethoven compuso su bagatela para Elisa, la música ha sido un arma de seducción barata, una manera de hacer público que perdemos la cabeza por ellas…

Así encontramos a Noelia, Angie, Michelle, Carrie, Joanna, Gloria, Eloise, Delilah, Roxanne, Layla, Diana, Macarena, Angelina, Lady Laura, Lola, Billie Jean, Ofelia, Marilú, Longina, Adelina, Ligia Elena, y una legión de Marías. Serrat les cantó a Lucía y a Penélope, Pablito Milanés inmortalizó a Yolanda y a Sandra, y la banda española Jarabe de Palo se lo debe todo a la Flaca, “coral negro de La Habana, tremendísima mulata...”

Sin embargo, intente recordar un tema romántico dedicado a un hombre en particular. O seamos más precisos: trate de recordar el nombre de un hombre a cuyo amor se le haya cantado. Y no es que las compositoras no se inspiren en sus amantes. Es que se cuidan de identificarlos…

Por ejemplo, Alejandra Guzmán confiesa que añora “Hacer el amor con otro”, pero nunca dice su nombre. Tampoco Whitney Houston identificó al amante prohibido al que le prometió “I will always love you”, en aquel clásico que salvó de la infamia el filme El Guardaespaldas.

Solo se me ocurren dos casos: el “Fernando” de ABBA, y el “Alejandro” de Lady Gaga. Curiosamente, la extravagante cantante neoyorquina cita a esa canción del cuarteto sueco como una influencia del polémico single que promocionó “The Fame Monster”, su álbum presentación. Aunque ahí Alejandro viene a ser más un símbolo del deseo «pecaminoso», lujurioso… Algunos lo interpretan cómo que Gaga está enamorada de un gay, en alusión al Magno…

En honor a la verdad, los hombres siempre salimos hechos talco en las canciones cantadas por mujeres. Pimpinella, la India o Chabela Vargas hicieron carrera despotricando de los “machos”. Pero eso a la inversa es mal visto. Los bolerones de bares y cantinas son acusados de misóginos, y a NG la Banda le abrieron hace 20 años un fuego social por cantarle a una “bruja sin sentimientos”. En esa cuerda, el reguettón es un magisterio…

Pero nadie se horroriza cuando Paquita la del Barrio canta su hilarante “Rata de dos patas”, cuya letra resuma lirismo de albañal: “Infrahumano espectro del infierno, maldita sabandija, cuanto daño me has hecho. Alimaña
culebra ponzoñosa, deshecho de la vida, te odio y te desprecio. Rata de dos patas, te estoy hablando a ti, porque un bicho rastrero, aún siendo el mas maldito, comparado contigo se queda muy chiquito”.

Despecho del bueno…

Al parecer, para lo único que los hombres son unos “musos” sin parangón es para el trauma… Ahí si abundan los protagonistas de canciones: Johnny B. Goode, Clint Eastwood, Louis, Arthur, Frank Sinatra, Daniel, Hey Joe, Mr. Jones, Amadeus, Mr. Brownstone, Dani California, Hey Jude, Luka, Simón el Gran Varón y Jeremy, el que habló en clase hoy…

Por su parte, Rubén Blades cantó sobre Pedro Navajas, Adán García, El Padre Antonio y el Monaguillo Andrés, Pablo Pueblo, y en su monumental ópera-salsa “Maestra Vida” narró las tragedias de Carmelo da Souza y su hijo Ramiro, ambos con un final amargo, triste, patético. Porque de eso van las canciones con nombres masculinos: de cualquier cosa menos de amor…

3 respuestas a “¿Y los «musos» dónde están…?

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