Charly AC/DC*

Bastaron 12 minutos de Excimer Láser para comprender que no pararía hasta que le entregaran el Premio Nobel de Medicina, el de Literatura y hasta el de la Paz a los inventores de la cirugía refractaria… Es más, quizás le escriba al Vaticano exigiendo que los canonicen, pues aún me parece un milagro que ya pueda vivir sin espejuelos…

12 minutos… Apenas 12 minutos bastaron para acabar con una esclavitud de 22 años. Casi lloro de emoción cuando la doctora me limpió el ojo y pude definir, nítidamente, los bombillos del aparato que, sin dolor ni molestias, me había devuelto la vista.

A este paso nos quedamos sin miopes en Cuba: solamente en La Ceguera son operados a diario decenas de personas con el Excimer, que corrige la miopía con mayor efectividad que la técnica empleada anteriormente, y con una recuperación menos complicada, sobre todo si se emplea la modalidad de Lasik.

Por el grosor de mis córneas tuvieron que operarme con la técnica Lasek, y me pasé las siguientes 72 horas redefecándome en la hora en que nací: si una basurita en un ojo es incómoda, imagínense un bayú de sensaciones en ambos, y sin poder restregármelos, soplármelos o enjuagarlos…

Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Pues en esos tres días valoré como nunca el tesoro de la vista. Estaba enclaustrado en mi cuarto, las ventanas cerradas, aburrido, inutilizado, sin sueño y sin poder hacer nada, esclavo de tres colirios diferentes, con una sensación de conjuntivitis constante y con los párpados pegados por lagañas que no me atrevía a quitarme, por miedo a arruinar la operación. Ya me lo había advertido la doctora: ese dolor solo pasa pasándolo…

Todo me irritaba en esos primeros días, en especial la luz y la inutilidad, pero a partir del tercer día comencé a mejorar rápidamente. Cada hora veía mejor que la hora anterior. Recuperé el buen humor, las ganas de conversar, y a la semana me quitaron los lentes terapéuticos y comencé a disfrutar mi vida nueva…

Y aunque ya hago una vida normal, pero sin restregarme los ojos, todavía tengo que quitarme una caterva de manías, hábitos, muecas y rutinas, como el gesto mecánico de ajustarme los espejuelos con la nariz o las manos… También siento aún que algo me falta al acostarme, después de bañarme, al lavarme la cara, al despertar… Y siempre ando mirándolo todo, como para convencerme de que ya no necesito espejuelos para ver bien, porque mi subconsciente parece no asimilarlo aún, quizás por algún síndrome del Buen Esclavo, o sabe Fromm qué…

Pero a lo bueno uno se acostumbra rápido… y si el Charly AC no era fácil, el Charly DC viene corregido, mejorado y viendo más allá… Así que, y nunca mejor dicho, nos vemos…

 

AC: Antes de la Cirugía

DC: Después de la Cirugía